Hoy, 12 de marzo de 2015, es una fecha especialmente triste para mí ya que es el día en el que una persona muy especial debía cumplir 39 años. Se trata del que fue uno de mis mejores amigos, sino el mejor, Isaac Fernández (Sasi), que tristemente dejó este mundo hace apenas 3 meses. El tiempo pasa, dicen que todo lo cura, pero aún sigo teniendo un sentimiento de dolor y de enorme tristeza, son muchos los recuerdos que se amontonan día a día en mi cabeza; todos los días le recuerdo sobre todo cuando voy a dormir, hay un ratito de esos en los que uno piensa y se acuerda de cosas… Nunca me imaginé que el bribón de Sasin me iba a dejar una marca tan importante en el corazón.
He esperado para escribir este recuerdo u homenaje a Sasi ya que me he visto incapaz de hacerlo primero y quiero aprovechar esta fecha para publicarlo, para que esté donde esté sepa que no lo olvido y que siempre le tendré presente.
Sasi era un tipo muy especial, su vida no fue fácil y estuvo siempre perseguido por una terrible enfermedad que, al final, fue la que pudo con él. Pero a su manera el hombre era feliz, sobre todo desde que le conocí hace ya ¿10 años? Recuerdo la ilusión que le hacía acompañarme a todos los sitios, hacía años que no salía de casa, siempre metido en su habitación…
Y en aquellos días recuerdo con mucho cariño como se ilusionaba con cualquier posible salida o con que le llevara en coche a algún lugar.
Con él he pasado tardes enteras de diversión, desde investigar las maneras más absurdas para intentar piratear consolas, que siempre fracasábamos estrepitosamente, a visionar películas, jugar a juegos de mesa, viciar a la consola, charlas frikis de proporciones estratosféricas… Demasiadas imágenes llegan a mi memoria, imágenes que aunque dolorosas por su ausencia, atesoro con enorme nostalgia y cariño.
Me he sentido muy querido por él y por toda su familia, personas humildes y maravillosas que siempre me han abierto la puerta de su casa como a un hijo. He comido, he dormido, he casi vivido en esa casa como un segundo hogar y no creo que pueda agradecerles nunca el buen trato y cariño que he recibido por su parte. Sasi puede partir orgulloso de tener una familia así.
Con Sasi inicié el ilusionante proyecto radiofónico de Entre amigos en la tristemente cerrada emisora Parpayuela Radio. Aquella época fue magnífica para Sasi, le hizo mucho bien, conoció a mucha gente y mucha gente le conoció. Él tenía la capacidad de hacerse querer, daba igual que te sacara de quicio el 80 por ciento de las veces que hablaba o que te preguntara sin cesar sobre cualquier tema, el caso es que no podías hacer otra cosa más que quererle. Las risas que he pasado gracias a él no pueden contabilizarse, he llorado de risa con sus comentarios, con conversaciones e intervenciones suyas, con situaciones surrealistas como cuando le lleve a Toys r us y tuvo que ir por toda la juguetería con la silla de una de las cajeras… Que recuerdos.
Era muy cabroncete, él solo hacía caso a las novias de sus amigos. Qué bueno era cuando iba a su casa con Carlota y él obedecía todo lo que ella le mandaba. Recuerdo sus perretas, sus enfados, sus infinitas llamadas de teléfono incluso a la una de la madrugada para decirme cualquier pijada, sus mails desesperados porque le ayudara con alguna cosa del blog, sus insistentes y constantes peticiones de favores… Mucho le reñí por aquello, le llamaba pesado, cansino, pesadilla… y hoy desearía que mi móvil estuviera plagado de sus mensajes, que mi email estuviera abarrotado de mails suyos… en definitiva Sasi que siguieras dándome guerra, esa guerra tan especial que ahora añoro tanto.
Él era amante de la serie Yu Gi Oh, su sueño era ser maestro de cartas y lo era, hoy puede decir que lo era, guardo con orgullo sus mazos poderosos y puedo asegurar que era todo un maestro, al menos el título que no te lo quite nadie Sasin. Él tenía todas las consolas, cualquier cosa que saliera al mercado y le gustara la compraba; él decía que le gustaba comprarlo para él pero yo se perfectamente la bondad que contenia ese corazón de Sasi, él se esforzaba en comprar todas las consolas y juegos posibles no por él, sino por nosotros. Él disfrutaba comprando para sus amigos, para que sus amigos le acompañaran, jugaran con él, disfrutaran en su casa…
Hoy sé perfectamente porque lo hacía, primeramente pensaba que era porque necesitaba compañía, pero ahora sé que lo hacía porque nos quería, quería hacernos sentir bien cuando fuéramos a su casa y creedme, lo consiguió. No solo él, Emilia su madre y Antonio su padre siempre me han tratado como a un hijo, a mí y a todos, muy buena gente.
Sasi no tenía maldad ninguna, puedo asegurar que no he conocido a nadie tan sincero, tan noble, tan bueno y tan inocente como este muchacho. A veces su inocencia le hacía meterse en líos y decía lo que no tenía que decir, pero era el primero en pedir perdón si se equivocaba y el primero en sufrir más que nadie si de algún modo él creía haber hecho daño a cualquiera de sus amigos.
Quiero pensar que al menos durante todo el tiempo que fui su amigo, Sasi fue feliz, siempre he intentado que saliera con nosotros, que viniera al cine, de fiesta, a la radio… en fin, me gustaba quedar con él, era muy divertido. Él vivía para 4 fechas concretas al año, Nochevieja, su cumpleaños, el verano en el pueblo y la nochebuena; luego se incorporó en estos últimos 3 años de su vida la Feria de coleccionismo y a la cual estoy orgulloso y feliz de que en la última edición Sasi haya podido ser protagonista con una exposición sobre Harry Potter.
En el día de hoy quiero tener presente esa cara feliz de mi buen amigo Sasi, recordarlo me causa felicidad y obviamente tristeza porque ya no está, pero no todas las lágrimas tienen porque ser amargas, así que Sasi, feliz cumpleaños tío.
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