Es increíble como de un tiempo a esta parte, desde hace ya varios meses, todas las cadenas de televisión se han puesto de acuerdo para aletargar el denominado como “Primer Time” hasta las 22:30 h de la noche. Esta estrategia maligna y totalmente interesada se lleva gestando ya desde mucho tiempo atrás, y empleando trucos como las famosas cortinillas de “Volvemos en X minutos”, han ido rellenando huecos con bloques interminables de publicidad únicamente con el fin de combatir efusivamente a su rival. En muchos casos, sobre todo de la antiguamente denominada “Cadena amiga”, se alarga la espera hasta las 22:45h, un sufrimiento eterno al que nadie para y que a mí personalmente me parece una falta de respeto inmensa.
Las series estrella y programas importantes de cada cadena, comienzan siempre a estas horas, después de que el espectador se haya comido unos cuantos cacahuetes o quicos, estos reciben el nombre de Hormiguero, Intermedio, Lo sabe no lo sabe, Gran Hermano expres, El tiempo… Algunos de ellos de calidad, pero otros completamente innecesarios y en el caso de los primeros, bien podrían programarse a las 21:30 como era antes, no alargándolos innecesariamente como es el caso del Hormiguero o el Intermedio, que van a publicidad a las 22:20h para regresar a las 22:30h y poner los títulos de crédito… Vergonzoso.
No menos indignante es lo que sucede cuando algún canal ofrece un partido de futbol de mediana importancia, en este caso, las rivales inician una batalla campal de publicidad y rellenos absurdos hasta que el encuentro llegue a su final, con la esperanza que el atontado espectador cambie de cadena una vez finalizado el partido. En estos casos, ya en la época de “Los protegidos”, llegaba a empezar la serie a las 23:15h de la noche.
La televisión actual, en su mayoría, y siempre salvando algunas honrosas excepciones, tiene una bajísima calidad y el respeto hacía el espectador es ínfimo por no decir inexistente, sobre todo en los canales de la firma Mediaset ya que debo reconocer que Antena 3 y la Sexta, con sus correspondientes cadenas TDT, se distancian notablemente de esa “telebasura” que tanto ha predominado en los últimos años.
La ambición de las televisiones es inmensa, no alcanza límites, y la guerra por las audiencias es cada vez más virulenta. A veces echo en falta aquella televisión sencilla de los años 90, ese tipo de programación pensada para entretener, con el objetivo de rivalizar entre cadenas pero desde el respeto y la sana competencia, no como ahora que aplastar al rival es el objetivo principal sin importar los medios ni los métodos empleados.
En definitiva, alguien debería controlar esta situación, poner en vereda a esta gente, adoptar las medidas necesarias para que la televisión respete, al margen de su contenido, los horarios que la propia cadena anuncia para sus programas, pues no deja de ser una absoluta desidia y vergüenza que el espectador tenga que sufrir constantemente la avaricia de unas empresas sin escrúpulos que se venden con adornos muy llamativos.
Un saludo
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