Después de un largo, larguísimo tiempo, he recuperado la afición a la lectura gracias a una película. Esta cinta es obviamente una adaptación a la gran pantalla de una historia escrita, la cual ya he comentado anteriormente en el apartado correspondiente de este blog. Desde hace años no disfrutaba de la lectura de un libro denso, hablo de unas 560 páginas, una afición que perdí y que no esperaba reencontrarme de forma tan grata. La película en cuestión es El Atlas de las nubes y tengo que decir, que como sucede habitualmente en estas ocasiones, el libro es bastante superior a la cinta y gracias a él pude entender mejor el lenguaje cinematográfico empleado por los hermanos Wachowski y el propio autor de la novela, David Mitchell.
Ya he comentado la cinta en su momento, pero en esta ocasión voy a comentar un poco el libro que, como digo, me ha parecido sublime. Una estructura inesperada y original que resulta muchísimo menos caótica que en su versión cinematográfica y perfectamente enlazada entre sí con pequeños detalles que se hacen más grandes en la versión escrita.
La novela básicamente nos narra seis historias completamente distintas, de géneros totalmente diferentes y narrados con recursos literarios absolutamente opuestos. De esta forma, David Mitchell nos ofrece un enorme viaje por el tiempo, que recorre desde el siglo XIX hasta un futuro post apocalíptico a través de esas 6 historias. El libro comienza en el año 1850, con el regreso de Adam Edwing, notario estadounidense, desde las islas Chatham a su California natal. Durante el viaje, Ewing traba amistad con un médico, Henry Goose, que comienza a tratarle de una extraña enfermedad causada por un parásito cerebral. Ello es narrado en forma de diario, de manera que realmente es como si leyéramos el diario de Ewing, día a día.
De repente, en un momento interesante de la trama, la acción se traslada a 1931, a Bélgica, donde nos cuenta la historia de un compositor bisexual, Robert Frobisher, que además ha sido desheredado, y que llega al hogar de un artista de renombre mundial, enfermo, su seductora y atractiva esposa y su hija a punto de casarse pero con intenciones bastante poco honradas. En esta ocasión, la narración se presenta en forma de cartas que el protagonista envía a su amor verdadero, el cual ha tenido que dejar, llamado Rufus Sixmith.
Nuevamente, por sorpresa, cuando la historia parece ponerse más interesante, nos desplazamos nuevamente en el tiempo, esta vez a la década de 1970, a la Costa Oeste de Estados Unidos. Allí, Luisa Rey, investiga un apasionante caso sobre un amenazante y peligroso proyecto nuclear que puede provocar un gravísimo accidente. A las manos de Luisa llega el informe del científico encargado de revisar el proyecto, Rufus Sixmith, en el cual se detalla una perversa conspiración que pondrá a Luisa Rey y sus amigos en emocionantes situaciones. En esta ocasión, la lectura es en forma de novela policíaca la narración se produce con ese estilo propio de la novela negra.
Una vez más, en lo más interesante y con idéntica maestría, nos trasladamos en el tiempo hasta nuestros días, concretamente a Inglaterra, donde el editor Timothy Cavendish vive una terrible pero a la vez cómica aventura, huyendo de sus acreedores y ocultándose en una residencia de ancianos donde no lo pasará demasiado bien y tramará un simpático, a la par que descabellado plan en comandita con 3 viejecitos inolvidables. En esta ocasión, esta historia aventuresca con tintes cómicos se nos narra en primera persona, siendo el protagonista quien la escribe a modo de biografía.
Pero como no podía ser de otra forma, el viaje continua en el momento más intenso, y nos lleva en esta ocasión a un futuro no demasiado lejano, allá por el año 2100, en concreto al superestado oriental “Neo So Copros”, anteriormente conocido como Corea, donde domina absolutamente el capitalismo más desbocado. La protagonista en esta ocasión es un clon femenino, Sonmi 451, diseñado para servir mesas en un comedor de una de las muchas enormes compañías sin escrúpulos que esconde un secreto aterrador. Mitchell recurre ahora a mostrarnos la lectura en forma de interrogatorio, en el cual la protagonista responde a las preguntas de un “archivista” como preludio a un destino no muy alentador para la muchacha.
Finalmente, un nuevo salto en el camino nos conduce a un futuro lejano, en torno al año 2300, en donde la humanidad ha regresado casi en su totalidad a una edad de Hierro post apocalíptica, en la cual los humanos viven como tribus y adoran a los últimos vestigios de la civilización “avanzada”, conocidos como los clarividentes. La acción se desarrolla en alguna isla del pacífico y los protagonistas son dos; por un lado Zatchry, un miembro de una tribu creyente, altamente religioso y trastornado por una serie de personajes imaginarios que le conducen a comportarse de formas que el mismo desaprueba y lo consumen. Por otro lado, la clarividente Merónima, quien sabe muchas cosas que sorprenderán a Zatchry y le revelara verdades que desmoronarán su mundo. La forma en que nos narra la historia Mitchell es muy peculiar, de nuevo trascurre en primera persona pero se ve un deterioro del lenguaje y una clara reseña a la decadencia de la humanidad, que ha perdido casi toda la educación y donde prima bastante la ignorancia en cuanto al lenguaje.
Llegados a este punto, una vez finaliza la increíble aventura en este distópico futuro, retornamos el viaje en el tiempo pero esta vez a la inversa, regresando al punto donde habíamos quedado con Sonmi 451, a continuación Timothy Cavendish, seguidamente Luisa Rey, posteriormente Robert Frobisher y finalmente Adam Ewing. Durante toda esta odisea a través del tiempo, David Mitchell revela con sutiles detalles y cuidados argumentos, la relación que une a todos los personajes, marcados cada uno con un singular y curioso antojo que parece ser un cometa, situado en la zona de la clavícula y que deja entrever varias hipótesis interesantes que conducen al lector a aventurarse en diversas teorías.
Sinceramente tengo que decir que David Mitchell me ha sorprendido al utilizar tantos recursos distintos y diferenciar varios géneros de una manera tan perfecta, añadiendo los ingredientes de una buena novela de misterio, aventura, suspense, humor y ciencia ficción. Una visión fascinante de la voluntad que mueve a los seres humanos y hacía donde nos conducen nuestros actos. Lo recomiendo enormemente.
Un saludo
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